viernes, 30 de diciembre de 2016

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE DON CARLOS JAVIER Y DOÑA ANAMARIA DE BORBÓN PARMA

Anverso de la Felicitación

Don Carlos Javier de Borbón Parma, ha remitido, a través de la Asociación 16 de Abril, una felicitación navideña a todos los carlistas en la que se puede leer el siguiente texto:

"Queridos Carlistas:

Os deseamos una muy feliz Navidad en compañía de todos vuestros seres queridos.

Esperamos que este año 2017 sea un año próspero, en el que sigamos comprometidos con nuestra histórica lucha por los derechos de las personas y de los pueblos, así como el respeto y la solidaridad hacia y entre todos"

Ana Maria y Carlos Javier

Reverso de la Felicitación
 

sábado, 26 de noviembre de 2016

LA INFANTA DOÑA MARÍA TERESA PRESENTARÁ UN LIBRO SOBRE EL GENERAL CABRERA



           
 
El próximo 1 de diciembre, jueves, a las 19.00 horas se presentará una novela ambientada en el exilio londinense de Ramón Cabrera. El acto se celebrará en el Centre Cultural Blanquerna, de Madrid (Calle Alcalá, 44)

            La autora del texto, Conxa Rodríguez Vives, es una periodista valenciana nacida en  Morella, que ya había escrito con anterioridad una biografía que recoge los últimos años del General Cabrera: Ramón Cabrera a l’exili (Editorial Serrador, 1989). En su nuevo libro retoma, ésta vez desde la ficción, el proceso de evolución personal que vivió el antiguo Tigre del Maestrazgo después de su participación en la Segunda Guerra Carlista.

            En el texto de la novela Piano a cuatro manos (Ediciones Oblicuas, 2015) hay, según su autora, un ochenta por ciento de rigor histórico y un veinte por ciento de pura ficción. La figura del antiguo guerrillero, así como el propio  Carlismo, aún constituyen realidades complejas que resultan difíciles de explicar, al menos para ciertos sectores de la historiografía y de la intelectualidad. Tal vez por ello siempre están en revisión y siguen interesando.

            La presentación de la obra correrá a cargo de la Infanta Doña María Teresa de Borbón Parma y del periodista morellano, don Manuel Milián Mestre

lunes, 17 de octubre de 2016

DISCURSO DE DON CARLOS JAVIER DE BORBÓN PARMA EN BARCELONA

 
 
Amigos, carlistas, Anna María:
 
Nos encontramos de nuevo con motivo de la Presentación de mi hijo Carlos Enrique. Veo que es una buena ocasión también para recordar a una Familia que tiene mucha responsabilidad ante la Historia y que es ejemplo de lucha. Empezando por mi bisabuelo Don Roberto, Infante de España, que fue el último Duque reinante de Parma, que desafortunadamente sufrió el asesinato de su padre, y que participó en la Tercera Guerra Carlista. También ha sido una vida trágica la de mi abuelo Don Javier, que después de jugar un papel fundamental en los inicios de la Guerra Civil sería expulsado por Franco de España. En la Segunda Guerra Mundial fue detenido y encerrado por los nazis en el campo de concentración de Dachau. Durante los años 50 mi padre Don Carlos Hugo vino a España y, con la colaboración de los jóvenes carlistas de la AET, empezaría una nueva etapa a partir del Montejurra 57. Aquel acto fue impresionante, algunos estuvisteis presentes, y todavía lo podéis recordar bien.
 
            Don Carlos Hugo, junto con mi abuelo y mis tías, abordó los tiempos que venían, asumiendo desafíos como la construcción democrática o la unidad europea. El Montejurra de cada año se convirtió en el destino de nuestra Familia hasta que fue expulsada otra vez por Franco. Yo nací en el destierro, y a los pocos días mis padres y mis abuelos me llevaron al castillo de Lignières, en Francia. Allí Don Javier me levantó en brazos y, mirando fijamente a los carlistas que habían venido, solemnemente dijo: “Aquí tenéis a Carlos Javier, estará con vosotros como lo estuvisteis con sus padres y abuelos, con los Reyes de la Dinastía”. Yo no lo recuerdo pero me lo han contado, pues bien ahora os diré como os dije en la Iglesia, cuando levanté a Carlos Enrique, que dentro de unos años él estará con vosotros como yo lo he estado, mientras intento ayudar a resolver las dificultades ante las que nos encontramos. ¿Cuales son, en nuestro tiempo?
 
            Los asuntos que más nos interesan son la justicia social dentro y entre los diferentes países, la cual no puede ser entendida actualmente sin implementar la sostenibilidad ambiental. Ante la problemática del cambio climático, que siempre me ha interesado, sobre todo profesionalmente, todavía hay muchos ciudadanos que prefieren mirar hacia otro lado. Sin embargo se trata de un fenómeno que influye directamente en todos los ámbitos, por ejemplo los procesos de desertificación conllevan la emigración de diversas poblaciones, lo cual a su vez arrastra inevitables consecuencias de tipo económico, social y político. Hoy en día tenemos en el mundo sesenta y cinco millones de refugiados, y no sabemos qué hacer con ellos. Si el nivel del mar sube veinticinco centímetros tendremos  más de doscientos cincuenta millones de refugiados. Y si no sabemos qué hacer con sesenta y cinco millones, ¿qué vamos a hacer con doscientos cincuenta millones? ¿Cómo responder a esto? Hay que hacer algo para que no emerja tal problema. En casi todos los campos de nuestra sociedad tenemos la posibilidad, y lo sabemos, de hacer algo en nuestro día a día.
 
            En treinta años, o tal vez antes, Carlos Enrique me va probablemente a plantear, como todos los niños de nuestras familias nos van a plantear: “¿Papá, sabías de esto?, ¿sabías que estábamos devorando la Tierra y destruyendo el ecosistema?, ¿sabías que algunos se enriquecían con este problema, pero que al final todos tendremos que pagar por la solución? Tendré que decir: “Sí, lo sabía”. A continuación me preguntará: “¿Qué has hecho para resolver este problema? Yo os pido ahora ayuda a todos vosotros para caminar hacia una solución, para mejorar el mundo, y no solamente en el aspecto climático, porque actualmente el desarrollo sostenible y la justicia social no pueden ser concebidos como dos cuestiones independientes. Y la justicia social, que es más importante que nunca, es la única garantía de las libertades políticas.
 
            No debemos olvidar que nuestro destino es europeo, pero la Europa que queremos tarda en llegar. Todos conocéis el problema y los efectos del Breixit en Gran Bretaña. Nosotros debemos de evitar la reaparición de cualquier clase de nacionalismo excluyente.
 
            Y esto espero que sea la vía del futuro. Trataré de educar a Carlos Enrique para ayudar en este camino y espero que vosotros estéis, como siempre, detrás de nosotros.

miércoles, 12 de octubre de 2016

ENTREVISTA A DON CARLOS JAVIER DE BORBÓN PARMA EN LA VANGUARDIA




Victor Lamela 

Tengo 46 años. Nací en Holanda (por culpa de Franco, o hubiese nacido en España), y allí vivo. Promuevo acuerdos de economía sostenible. Estoy casado y tengo tres hijos, Luisa Irene (4), Cecilia María (3) y Carlos Enrique (6 meses). Soy carlista y ecologista. Soy católico practicante

Príncipe

El príncipe Carlos Javier es para los carlistas el heredero dinástico de una causa que encendió tres guerras civiles durante nuestro siglo XIX y que latía en el sangriento epílogo de 1936. El príncipe Carlos Javier es un europeísta políglota –habla castellano, francés, neerlandés, inglés, alemán e italiano– pionero en la defensa de la economía sostenible en Europa y muñidorde grandes acuerdosen este ámbito. Fiel a los ideales de sus antepasados y a los valores del carlismo popular (religioso, monárquico, foralista, confederalista y social), hay quien me apunta que sus lúcidas aportaciones le invisten como candidato a ocupar algún día la presidencia de Europa.

Quiere ser rey?

¿Qué le respondió mi padre cuándo se lo preguntó aquí hace once años?

“No es prioridad”, me dijo Carlos Hugo.

Y añadió: “Soy legatario de unos derechos históricos que no abandono..., pero la prioridad son siempre las libertades de los pueblos”, ¿verdad?

Sí, eso me dijo.

Pues yo coincido con él: aprovecho mi posición como príncipe para ayudar a mejorar el bien común, el bienestar de los pueblos.

No entrevisto a un príncipe todos los días...

Fallecido mi padre, hace seis años, hoy soy jefe de la casa Borbón-Parma, y heredero dinástico de la legitimidad carlista.

El jefe de otra casa de su familia es hoy el rey de España...

Felipe VI, sí.

¿Qué tal se llevan ustedes dos?

Muy bien. No planteo pleito. Su padre pilotó la transición democrática, un anhelo que mi padre compartía, y ambos se respetaban.

¿Quedan aún carlistas por aquí?

En España siempre mucha gente me comenta su afecto por el carlismo, por vínculos familiares, es un movimiento de fondo popular. ¡Por algo he venido ahora a Barcelona!

¿Para qué?

Para presentar al pueblo carlista a mi hijo recién nacido, Carlos Enrique: él será un día mi sucesor y heredero de la causa y los valores del carlismo.

¿Qué valores son los del carlismo?

Libertades individuales y justicia social, confederalismo y democracia. ¡Y democracia no es sólo votar: es participar! El poder es del pueblo, emana desde abajo y se delega arriba: lo contrario no es democracia.

¿Y lo de “Dios, patria, rey”?

El anticlericalismo liberal del siglo XIX benefició a minorías burguesas, pero dañó a los humildes, y el carlismo reaccionó. Hoy nos inspira el catolicismo del papa Francisco, comprometido con la sostenibilidad.

Patria.

Alude a los fueros, a las leyes del pueblo soberano: el carlismo tiene un ideario foralista y confederalista.

¿El pueblo catalán es soberano, pues?

No quiero interferir en la política española.

Insisto en conocer la visión carlista de esta cuestión.

Con el sistema foral y federal carlista, no estaríamos en este punto de confrontación.

¿Seguro?

España no es una, sino plural. Nuestras Españas, cada una con su identidad singular: un rey carlista quiere serlo de las Españas.

Pero... ¿para qué sirve un rey, hoy?

Es muy útil como símbolo identitario y sirve como fusible último de una democracia: puede alertar de su perversión.

¿España es hoy jacobina?

Napoleón Bonaparte trajo a España el Estado centralista. ¡Y el centralismo es siempre un error! El poder de una calle debe ser de sus vecinos, e ir uniéndonos todos –de abajo arriba– hasta gestionar Europa.

¿Franco fue bonapartista, entonces?

Centralizó todo el poder: Franco expulsó de España a mi abuelo, Javier, porque se oponía a su decreto de unificación de carlistas y falangistas. Y en 1969 expulsó a mi padre, Carlos Hugo, tras nombrar su sucesor a Juan Carlos a título de rey.

¿Su padre y su abuelo fueron antifranquistas?

Claro, y a Franco le inquietaba el carlismo, por ser un movimiento popular. Mi padre, en 1976, me hizo venir a conocer España, acompañado por mi institutriz vasca..., y la Guardia Civil me detuvo en el aeropuerto.

¿Y eso?

Los franquistas aún mandaban mucho, organizaron la masacre contra el carlismo en Montejurra... “¿Teme el régimen a un niño de siete años?”, publicó la prensa, y me soltaron. Mi abuelo ya me había contado cómo Franco deseó que Hitler le matase...

¿Sí?

Resistente en Francia, mi abuelo fue enviado al campo nazi de Dachau, y Franco se encogió de hombros cuando Hitler le preguntó qué debía hacer con él. Un día le pregunté a mi abuelo si Dachau no destruyó su fe en la humanidad... “¡Al contrario!”, me dijo.

¿Por qué?

“Cada día presencié actos de heroísmo, los presos se ayudaban pese a la amenaza de ser ejecutados: ¡mi fe en la humanidad creció!” Yo he heredado esa confianza de mi abuelo.

¿Y a qué se dedica usted?

Fomento la economía circular, sostenible. Se trata de producir riqueza sin menoscabar el medio ambiente y la justicia social. La Tierra es sólo una y de todos, y es muy injusto que una minoría abusiva se enriquezca en perjuicio del bienestar de la mayoría.

Suena muy carlista...

Hemos sido muy inconscientes, pero hoy sabemos que podemos minimizar daños. No soportaría que un día mi hijo me afease: “Conocíais los peligros, ¿y no hicisteis nada, papá?” Por eso reúno a sectores empresariales, sociales, políticos, legislativos...: ya hemos conseguido acordar que toda la energía de Holanda sea renovable en el año 2090.